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¿Qué gana Estados Unidos con Ucrania?

Foto del escritor: Esteban RománEsteban Román



¿De qué le sirve Ucrania a Estados Unidos? Donald Trump cree que Ucrania solo vale por sus minerales “raros”. No es así. El valor real del país es la experiencia militar y las tecnologías que se han desarrollado en los últimos tres años a partir de esa experiencia. 


Es Ucrania quien inventó los drones navales, por ejemplo. Ucrania no tenía una Armada al inicio de la guerra: hundieron su propia fragata, la única que tenían, para que Rusia no se las arrebatara. Pero la necesidad es la madre de la innovación. Así que los ucranianos usaron motos acuáticas con explosivos -conectadas a drones guiados por cámaras- para atacar los barcos rusos. El resultado fue impresionante. La nueva táctica acabó con un tercio de toda la flota rusa en el Mar Negro. Los rusos, incapaces de defender sus buques de guerra, tuvieron que replegar sus navíos lejos de las costas ucranianas. Y la innovación no se detiene. Ahora son mucho más que motos acuáticas las que operan en esta guerra: apenas el 31 de diciembre pasado Ucrania logró derribar dos helicópteros rusos con un dron naval capaz de lanzar misiles antiaéreos. La primera vez que eso sucede. Aparatos cada vez menos costosos, más fáciles de producirse en masa, están derribando vehículos que cuestan millones de dólares.


China se dio cuenta. Una guerra contra Estados Unidos se desarrollaría, principalmente, en el mar, donde la principal ventaja estadounidense sigue siendo sus portaaviones, 11 en total, más que todo el resto del mundo combinado. Son pequeñas ciudades militares flotantes capaces de transportar miles de tropas y vehículos a grandes distancias. China, sin embargo, con ayuda de la experiencia rusa, ya trabaja en drones que distraigan a los sistemas de defensa antiaéreos para permitir que sus misiles caigan, sin ser interceptados, en los portaaviones estadounidenses. Lo están ensayando, incluso: imágenes satelitales han revelado modelos a escala chinos de portaaviones estadounidenses. El mayor éxito de China frente a Estados Unidos, sería lograr destruir los más caros y sofisticados aparatos de guerra norteamericanos, con un enjambre de drones baratos producidos en masa. 


Y los drones son apenas un aspecto, el más visible, de las innovaciones que están ocurriendo en este momento, en el campo de batalla en Ucrania. Detección acústica de misiles, miniaturización de sistemas de comunicaciones, adaptación de robots comerciales para fines militares. Está en marcha una revolución tecnológica bélica que periodistas e influencers no alcanzan a dimensionar y que puede cambiar el destino de las guerras que se pelearán en los próximos años. Estados Unidos está en primera fila en ese laboratorio, con una oportunidad única, de aprender de la guerra, sin tener que sangrar en ella. Invirtiendo dinero que mayoritariamente no llega a manos de Ucrania, sino a los productores de armas dentro de Estados Unidos.    


¿Qué va a hacer Donald Trump? ¿Retirar a los asesores y contratistas militares estadounidenses que son, en este momento, los que más están aprendiendo del uso de las nuevas tecnologías en situaciones de guerra reales? ¿Dejar que esa tecnología -y el mejor personal que sabe operarla- caigan en manos de Rusia y, por lo tanto, de China? ¿A quién beneficia eso? Sólo a los enemigos de Estados Unidos. Para eso no hay dinero, ¿pero sí hay dinero para convertir a Gaza en una riviera del Medio Oriente?


Y este es sólo el aspecto tecnológico y táctico de por qué le conviene a Estados Unidos estar involucrado en la guerra. Ya he hablado, extensamente, de las otras razones geopolíticas por las que Ucrania es muy importante para Occidente. Empezando por la proliferación nuclear que vendrá en todo el mundo si Estados Unidos abandona por completo a Ucrania. 


Dirán los escépticos de la utilidad de Ucrania que esas innovaciones se pueden aprender y desarrollar desde casa. No. Hay una razón por la que estos saltos tecnológicos sólo se dan durante las guerras. Pero aun  La existencia de la tecnología no sirve de mucho si no hay capacidad para operarla en situaciones reales de guerra. La propia experiencia en Ucrania mostró, durante los primeros meses de la guerra, cuán importante es el entrenamiento en campo. En ese tiempo Ucrania tenía más voluntarios de los que podía procesar. La gente, indignada por la invasión, hacía filas en las calles para unirse al Ejército, pero Ucrania tenía el problema de no tener suficiente personal y capacidad de entrenamiento porque el armamento con el que Ucrania contaba era soviético, mientras que las armas donadas por Occidente tienen sistemas de operación totalmente diferentes. No es lo mismo operar un tanque Leopard alemán, que un T-90 Ruso o que un Abrahams estadounidense. No es como subirse a un auto. Requiere intenso entrenamiento. 


Dicen los más férreos defensores de Trump que es una gran idea repartirse el mundo con Rusia y China. Que se puede quedar con Ucrania a cambio de que Estados Unidos obtenga sus propias conquistas territoriales. Incluso pensando así, sería un mal trato. Ucrania vale mucho más que Groenlandia por el capital humano, militar y civil, que darán una ventaja a quien sea que lo controle rumbo a las guerras del futuro.


Quien dice estar del lado de Estados Unidos, pero en contra de Ucrania, sólo puede ser ignorante o traidor. 



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