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El secreto del río

  • Foto del escritor: Nohemy García Duarte
    Nohemy García Duarte
  • 20 mar
  • 4 Min. de lectura




Hoy por hoy la diversidad sexual y la transexualidad son temas vigentes que, sin embargo, encierran un alto riesgo para ser abordados públicamente de manera objetiva o equilibrada. Por ello, destaca el profesionalismo con que se produjo la serie mexicana audiovisual El secreto del río (2024), recién estrenada en internet a través de la plataforma Netflix, que mediante dos niños de nueve años de edad —Manuel y Erik— desarrolla dichas temáticas en un entorno rural o semi urbano y con gran éxito entre la audiencia mediática nacional.


Me parece que la buena recepción de El secreto del río se explica por el rigor con que esta propuesta, basada en la novela homónima de la escritora e ilustradora boliviana-estadounidense Isabel Ibáñez, fue ejecutada en cada una de sus etapas, desde la adaptación a una estructura audiovisual seriada, la investigación de contenidos complementarios, la selección de los actores tanto estelares como de reparto, la ubicación de los sitios de grabación en locaciones naturales del estado de Oaxaca, hasta la recuperación de la cultura y la lengua zapotecas en los diálogos y en la recreación de los escenarios.


En su primera temporada, El secreto del río cuenta con ocho capítulos de aproximadamente cuarenta y cinco minutos de duración cada uno, los cuales desde el inicio provocan el interés de la audiencia por la intriga que se genera tras un trágico acontecimiento en el que participan los menores Manuel y Erik, quienes deciden guardar ese secreto. No obstante, a la vuelta de veinte años, inesperadas circunstancias, los obligan a develar la verdad, cuando parecía que el tiempo había enterrado ese oscuro episodio de su vida.


Un acierto digno de mencionarse en esta serie mexicana es la contextualización que sus creadores y directores realizan de la temática central, de tal forma que en cada episodio ofrecen una perspectiva específica de los distintos factores sociales y culturales que ayudan a comprender la complejidad del asunto abordado. Por ejemplo, en algunos episodios se recrea el acoso escolar que sufren Manuel y Erick, las interrelaciones entre los niños, con sus amigos y con los docentes; en otros se reproducen los hogares de década uno, su relación con sus padres y demás familiares, así como los distintos perfiles psicológicos

—conservadores, tradicionales— que suelen tener los adultos ante la forma de hablar sobre la sexualidad con sus hijos. Unos capítulos más ilustran los prejuicios y comportamientos más comunes que se presentan entre la población en general.


Las actuaciones de Frida Sofía Cruz Salinas, que personifica a Manuel niño, y de Trinidad González, primera mujer transgénero mexicana que protagoniza a Manuel adulto, quien al cambiar de género se hace llamar Sicarú, resultan muy convincentes en sus respectivos papeles. De igual manera, el trabajo histriónico de sus pares Mauro Guzmán, como Erik niño, y Diego Calva en el rol de Erik adulto, en quienes recae la parte más significativa de esta historia. También sobresale el desempeño actoral de La Bruja de Texcoco, artista musical que interpreta a la muxe Solange, quien establece una relación de gran empatía con Manuel niño y Erik niño.


El creador de la serie y guionista, Alberto Barrera (Venezuela, 1960), ha declarado a diversos medios que el interés principal de esta serie era hablar de la diversidad sexual en un entorno social amplio, por lo que pensó en escribir “una historia que saliera del nicho LGTBIQ y que [además] pudiera tocar el tema de las muxes con seriedad, sin caer en los clichés ni en las historias fáciles y sin romantizar”.


Por su parte, Ernesto Contreras, director de varios capítulos de El secreto del río, confirma la responsabilidad con que se abordaron los contenidos de esta serie. “Hubo una larga investigación con el guionista para crear la posible historia; después nos fuimos [al Istmo de Tehuantepec, en Oaxaca,] para entender, conocer y platicar mucho con hombres y mujeres muxes, para que nos explicaran su cultura y visión del mundo. Fue un largo viaje de esa construcción de la historia para diseñar la serie”.


Ernesto Contreras, también ganador del Ariel en 2008 a Mejor Ópera Prima por la película mexicana Párpados azules, agrega que la serie El secreto del río se realizó “con respeto y mucho amor, porque es algo tan nuestro que vale la pena compartirlo con el mundo, con los 190 países que verán el proyecto [a través de la plataforma de Netflix], que se enteren de que es una parte muy importante de nuestro país, de ese México profundo del que no se habla tanto.”


En la cultura zapoteca, el papel de los muxes —palabra que se refiere a una persona que nace biológicamente hombre, pero que se identifica como un tercer género— está fuertemente arraigada en relación con ciertas necesidades sociales y actividades domésticas como la creación de artesanías, el cuidado de la familia y, en particular, de la madre en la vejez, al grado de que su presencia llega a ser valorada como una bendición para la comunidad.


@NohemyGarcaDual

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